Cocina de aprovechamiento (y recetas para ponerla en práctica)

Recetas de cocina de aprovechamiento

Ya lo decía tu abuela, “en esta casa no se tira nada” y justo eso es lo que busca la filosofía de la cocina de aprovechamiento. Porque sabemos que es difícil calcular la cantidad exacta de comida, pero si sobra algo, siempre puedes darle una vuelta y crear un nuevo plato con el que solucionar una comida o una cena y, de paso, contribuir a la reducción del desperdicio de comida.

Para que te vayas contagiando de esta forma de cocinar, te dejamos 5 recetas con las que descubrir cómo aprovechar los alimentos al máximo. ¡No te pierdas ninguna!

¿Qué es la cocina de aprovechamiento?

La cocina de aprovechamiento, o “trash cooking” como se le conoce ahora, es aquella que busca aprovechar las sobras de un plato para elaborar una nueva receta. Con esta modalidad de cocina se consigue sacar el máximo partido a cada ingrediente y, así, evitar el desperdicio de comida.

Pero, el aprovechamiento de los alimentos no es algo nuevo. De hecho, es una práctica con muchos años de historia y muy habitual, especialmente, en épocas de escasez de alimentos. Hoy en día, esta tendencia gastronómica vuelve a estar en auge como una forma de cuidar del medio ambiente y, de paso, de nuestra propia economía.

Ventajas de la comida de aprovechamiento

Como te podrás imaginar, el aprovechamiento de los alimentos tiene un montón de beneficios. El más evidente, como no podía ser de otra forma, es que nos permite disminuir considerablemente el desperdicio alimentario. Incluso, echándole un poco de imaginación, podrías conseguir un desperdicio cero.

Además, nos permite aprovechar los alimentos al máximo ya que con los mismos ingredientes puedes preparar diferentes recetas. Esto se traduce en un beneficio para nuestros bolsillos, pero también para el medio ambiente, ya que estamos contribuyendo a evitar la sobreproducción de alimentos.

Por otro lado, la comida de aprovechamiento nos obliga a ponernos un poquito más creativos en la cocina. El tener que pensar nuevas recetas tomando como base platos ya elaborados, da lugar a recetas muy innovadoras. Y, por si todo esto fuera poco, los alimentos ya cocinados suelen tener un sabor mucho más potente que seguro se plasmará en tu próxima elaboración.

5 recetas de cocina de aprovechamiento

Croquetas de cocido

Croquetas para aprovechar el cocido

Son sin lugar a dudas, una de las estrellas en la cocina de aprovechamiento. Y no es de extrañar, ya que casi cualquier ingrediente es válido para preparar unas croquetas de diez: pollo, chorizo, jamón, merluza, bacalao… ¡Tú decides!

Para empezar con su elaboración pica una cebolla y póchala en una sartén con aceite de oliva virgen extra. A continuación añádele los restos que hayas escogido bien picaditos. Mézclalo y salpimenta a tu gusto.

Por otro lado, ve preparando la bechamel. Para eso, derrite un poco de mantequilla en un cazo, agrega harina y remueve con unas varillas. Poco a poco, ve vertiendo leche y remueve. Cuando notes que la salsa empiece a espesar, retírala del fuego. Añade la carne a la bechamel y remueve unos minutos en frío.

En una fuente, previamente engrasada con mantequilla y espolvoreada con harina, echa la masa de las croquetas. Tapa la fuente con papel film y déjala en la nevera durante un día. Cuando la masa esté fría, es el momento de formar las croquetas. Pásalas primero por huevo batido, después por pan rallado, fríelas y ¡a comer!

Albóndigas de pollo

Receta de aprovechamiento de albóndigas

Con esta receta de aprovechamiento conseguirás, por un lado, una comida para chuparse los dedos y, por el otro, reutilizar tanto el pan del día anterior como las sobras de cualquier asado de pollo.

Ayúdate de una picadora o de un cuchillo para empezar picando la carne de pollo, las migas del pan, 4 hojas de albahaca y un diente de ajo. Mételo todo en un bol y mezcla con un huevo batido, sal y pimienta. Si notas que la masa no queda muy compacta, puedes probar a añadir un poco de harina. A continuación, coge pequeñas porciones de la masa, haz bolitas y pásalas por harina. Deja que las albóndigas se enfríen durante, al menos, una hora en la nevera.

Cuando las albóndigas ya estén frías, es el momento de freírlas. Para eso, vierte aceite de oliva en una sartén y espera a que esté bien caliente. Puedes acompañar la receta con una salsa de tomate y guisantes.

Bizcocho de plátano

Bizcocho con cocina de aprovechamiento

Para preparar esta receta de aprovechamiento es imprescindible contar con plátanos muy maduros, por lo que es ideal para darles una oportunidad a esos plátanos que están a punto de pasarse.

Empieza pelando los plátanos y machacándolos con un tenedor. Al estar bastante maduros no debería costarte mucho trabajo pero, si lo prefieres, puedes ayudarte de una batidora eléctrica. Resérvalos.

A continuación, bate 3 huevos junto con otras 3 claras y 200 gramos de azúcar hasta que notes que el color empieza a blanquear. Añade 100 gramos de aceite de oliva virgen extra arbequina y continúa batiendo. Cuando ya esté todo bien mezclado, añade los plátanos, 350 gramos de harina y 20 gramos de levadura.

Bátelo todo muy bien hasta que no queden grumos en la masa y vierte la mezcla en un molde cubierto con papel antiadherente. Introdúcelo en el horno, precalentado a 180 ºC, y deja que se cocine durante unos 45 minutos. Después retira el bizcocho y deja que se enfríe antes de desmoldarlo.

Torrijas caseras

Torrijas para aprovechar pan

Para preparar las torrijas puedes utilizar cualquier pan que se haya quedado algo seco, puede ser una barra de pan, pan brioche, de molde… Vamos, que se trata de una receta de aprovechamiento en toda regla.

El primer paso será poner 1 litro de leche, 2 palitos de canela y la piel de medio limón a hervir. Cuando lo haga, retira la leche del fuego, viértela en una fuente y deja que enfríe para que puedas quitar la canela y el limón sin quemarte.

Mientras esperas, puedes ir cortando el pan en rebanadas para, después, ponerlo a remojo en la leche durante unos 20 minutos. Pasado este tiempo, deja que escurra el exceso de leche del pan sobre una rejilla y, a continuación, pasa las torrijas por huevo batido.

Calienta en una sartén aceite de oliva virgen extra arbequina y fríe las torrijas por ambos lados. Cuando estén fritas, ponlas sobre papel de cocina para que se absorba el exceso de aceite. Rebózalas con azúcar y canela, ¡y listo para disfrutar!