Recetas de Semana Santa

Recetas de Semana Santa

Mientras que en las recetas de Navidad sacamos nuestro lado más elegante y gourmet, en Semana Santa todavía seguimos apostando por la tradición y los platos que ya preparaban nuestros abuelos y abuelas unos cuantos años atrás. Si tú también quieres recuperar el recetario tradicional, en este post te dejamos varias ideas de recetas de Semana Santa que combinan historia y sabor.

 

5 recetas típicas de Semana Santa

Aunque cada región tiene sus propias recetas y versiones, hemos querido recopilar algunas de las más conocidas a nivel nacional para ayudarte a preparar un menú de Semana Santa con el que tú y los tuyos os chuparéis los dedos.

Potaje de vigilia

Potaje de vigilia

El potaje de vigilia es una de las recetas de cuchara más típicas de Semana Santa que tradicionalmente se servía los viernes de Cuaresma por la prohibición de comer carne. Aunque en sus orígenes era un plato más bien humilde os podemos asegurar que, bien preparado, puede ser toda una comida de lujo.

Empieza cociendo dos huevos en agua abundante unos 10 minutos. Después pélalos y resérvalos para más adelante. A continuación, corta 300 gramos de bacalao en tiras finas y alargadas para que puedas repartirlo mejor y corta también un manojo de espinacas frescas en trozos pequeños.

Para continuar prepara un sofrito con un chorrito de aceite de oliva virgen extra, una cebolla y un pimiento verde italiano previamente picados. Añade también un puerro picado y deja que poche durante diez minutos. Pasado este tiempo, incorpora dos tomates y caldo de pescado. Tritura el sofrito con la batidora y ponlo otra vez al fuego. Cuando vuelva a hervir, agrega las espinas y el bacalao dejando que hierva unos cinco minutos. Incorpora 300 gramos de garbanzos (ya cocidos) y deja que cueza durante un minuto más.

Por último, apaga el fuego y agita la cacerola agarrándola por las asas. Coloca los huevos cocidos cortados en cuartos sobre el potaje y ya tendrás todo listo para sorprender a tus comensales.

Sopa de ajo

Sopa de ajo

Y de una receta de Semana Santa con orígenes humildes pasamos a otra. Esta vez hablamos de la sopa de ajo, también conocida como sopa castellana, un plato que admite múltiples versiones aunque hoy nos quedaremos con la más tradicional.

Lo primero será cubrir la base de una cazuela con aceite de oliva virgen extra, calentarlo y dorar a fuego muy suave tres dientes de ajo previamente pelados. Si quieres que tenga más sabor a ajo, puedes picarlos antes. Una vez dorados los ajos, trocea 200 gramos de pan duro en piezas de tamaño similar y añádelo a la cazuela. Remueve para que se impregne bien del aceite y añade una cucharada de pimentón dulce. Vuelve a remover y riega con 700 mililitros de agua.

En este momento sube la potencia del fuego para que llegue a hervir y, cuando lo haga, bájalo y deja que cueza a fuego medio durante diez minutos. Pasado este tiempo, retira la cazuela y sazona al gusto. Para ir terminando, bate tres huevos en un recipiente a parte y añádelos a la sopa removiendo con un tenedor para que se vaya cuajando el huevo y ¡a servir!

Patatas viudas

Patatas viudas

Muchas recetas típicas de Semana Santa se basan en la cocina de aprovechamiento y utilizan muy pocos ingredientes para lograr unos platos increíbles. Las patatas viudas son un gran ejemplo de ello.

En una cazuela saltea 120 gramos de cebolla picada con un poco de aceite de oliva virgen extra. Cuando veas que empieza a coger color, añade dos dientes de ajo bien picados. Pasados 10 minutos, incorpora 1 kilogramo de patatas peladas, lavadas y chascadas en trozos irregulares. Deja que se rehoguen 5 minutos y añade una cucharadita de pimentón, una pizca de pimienta, una hoja de laurel, unas hebras de azafrán y un poco de perejil picado. Cúbrelo todo con caldo y cuece a fuego medio hasta que las patatas estén tiernas.

Deja que reposen un par de minutos y sirve bien caliente, ¡buenísimo!

Atascaburras

Atascaburras

Vamos con otro plato sencillo en cuanto a ingredientes pero súper nutritivo y energético. De hecho, el origen de su nombre está en la frase que pronunciaron unos pastores hambrientos en un día de frío en la sierra. Tras comerlo, todos coincidieron en que “harta hasta a las burras”.

Lava bien 4 patatas de tamaño mediano y cuécelas en abundante agua hirviendo unos 30 minutos. Después deja que enfríen y pélalas. A continuación, cubre el fondo de una cazuela con agua, una hoja de laurel y un chorro de aceite de oliva virgen extra y cuece ahí 350 gramos de bacalao desalado, 3 ñoras y las patatas unos 10 minutos hasta que esté bien tierno.

Por otro lado, pela 3 dientes de ajo y machácalos en un mortero con una pizca de sal. Añade también las patatas y el bacalao en trozos y machácalo poco a poco hasta conseguir una masa homogénea.

Para terminar, coloca la mezcla de bacalao, ajos y patata en una fuente de barro. Pela las ñoras y añádelas también a la fuente. Riega con aceite de oliva virgen extra Gran Selección y decora con 4 huevos, previamente cocidos, pimentón y perejil.

Tortilla de camarones

Tortilla de camarones

Actualmente esta popular tapa gaditana se come durante todo el año pero, tradicionalmente, era típica de la Semana Santa porque las frituras servían para suplir las calorías de la carne.

En un bol, mezcla 100 gramos de harina de trigo, 100 gramos de harina de garbanzos, 50 gramos de cebolleta muy picada y 100 gramos de camarones frescos. Añade un vaso de agua muy fría y remueve con las varillas hasta tener una masa ligera. Deja que repose en la nevera durante 30 minutos. Transcurrido el tiempo, añade un chorrito más de agua fría y vuelve a batir.

Coge una sartén amplia y pon una cantidad abundante de aceite de oliva virgen extra y espera a que se caliente. Después, con un cazo ve añadiendo pequeñas porciones de la masa y espera a que vaya cuajando, dándoles la vuelta para que se doren por ambas caras. Escurre cada tortilla en papel absorbente y ya tendrás lista tu tapa de Semana Santa.

 

2 recetas de postres de Semana Santa

La prohibición de comer carne durante la Semana Santa hizo que hace un par de siglos se pusieran más creativos con los dulces, que sí estaban permitidos, y hoy en día podamos disfrutar de un montón de recetas de postres de Semana Santa deliciosas. ¡Imposible decantarse por una!

Huesos de San Expedito

Huesos de San Expedito

También conocidos como huesillos, rolletes o huesitos por su peculiar forma de hueso o dedo son unos dulces típicos de Semana Santa pero también de otras fechas destacadas como el San Isidro madrileño.

Utiliza un recipiente profundo para mezclar un huevo, 45 gramos de aceite de oliva suave y 60 gramos de licor de anís. Bate hasta homogeneizar y añade 45 gramos de azúcar, 5 gramos de levadura química y mezcla antes de ir incorporando 240 gramos de harina poco a poco sin dejar de remover.

Toca mancharse un poco las manos y amasar la masa sobre una superficie limpia hasta que consigas que no se te pegue a los dedos. Cuando lo tengas, deja que repose 15 minutos antes de seguir con el siguiente paso. Mientras tanto, aprovecha para llenar una sartén con abundante aceite de girasol y calentar a temperatura media.

Coge pellizcos de la masa y dale forma de dedo haciéndolos rodar sobre la encimera y fríelos en pequeñas tandas a media temperatura, dándoles la vuelta para que se doren por todos los lados. Retira con una espumadera y deja que escurran.

Una vez tibios, espolvorea con azúcar glas y resérvalos como bocado dulce para el café de sobremesa. Es una combinación ganadora siempre.

Rosquillas de Cuaresma

Rosquillas de Cuaresma

Aunque también suelen prepararse en otras épocas del año, como Carnaval, las rosquillas son otro de los dulces típicos de Semana Santa que, además, pueden encontrarse en un montón de variaciones.

Comienza batiendo en un cuenco 3 huevos junto con 100 gramos de azúcar, una copita de anís, 50 gramos de mantequilla derretida, la ralladura de una naranja, una pizca de sal y 2 cucharaditas de levadura en polvo. A continuación, ve añadiendo poco a poco 400 gramos de harina sin dejar de batir hasta obtener una masa fina y homogénea que se despegue de las manos.

El siguiente paso es extender la masa con un rodillo y formar tiras que queden, aproximadamente, del mismo tamaño. Después une las puntas para formar rosquillas y fríelas por tandas en una sartén con abundante aceite de oliva suave hasta que estén doradas.

Para ir terminando, escurre las rosquillas sobre papel absorbente, deja que enfríen, y espolvorea con azúcar glas en el momento de servir. ¡Un postre de diez!