Aceites Abril se cita una vez más con la tradición del entroido de Galicia.

Es tiempo de peliqueiros, pantallas, cigarrones, comparsas y disfraces,…y en Aceites Abril lo aprovechamos para lanzar una nueva campaña bajo el paraguas de “Haciendo mejor a los mejores”. De la mano de personajes como el merdeiro de Vigo, los madamitos de Cerqueda – Malpica, el oso de Salcedo de A Pobra do Brollón en Lugo, el boteiro de Viana do Bolo, el follateiro de Lobios o el charrelo y buey de A Veiga en Ourense que se suman a los populares peliqueiros, cigarrones, pantallas, madamás y galáns, xenerais o la comparsa de choqueiros, reivindicando el sentimiento y tradición de los Entroidos a través de hasta doce creatividades llenas de color.
En Aceites Abril damos voz de nuevo al patrimonio inmaterial gallego y continuamos nuestro viaje por una de las tradiciones más singulares y arraigadas, y a los verdaderos artífices de su mantenimiento generación a generación: Asociación Etnográfica A Merdeira, Asociación Cultural Raigañas, Asociación Cultural Os Follateiros, Asociación de Veciños de Salcedo, Asociación Cultural O Son de Trevincaou o Entrudio de Viana do Bolo, todos ellos, vecinos y vecinas que dan voz a un mensaje claro: “en Galicia, somos de Entroido”.
El concepto creativo, se desarrolló internamente, poniendo de nuevo en valor el patrimonio inmaterial de Galicia y el esfuerzo de los vecinos y sus asociaciones como figuras clave y verdaderas artífices del mantenimiento, generación a generación, de esta tradición.
“Los vecinos de estas poblaciones son los verdaderos héroes del mantenimiento de estas tradiciones seculares y, por supuesto que también nos hacen mejores. Es verdaderamente increíble como promueven generación a generación este legado inmaterial”, en una historia de amor continua con Galicia.
El Boteiro de Viana do Bolo
Protagoniza una de las celebraciones más singulares y tradicionales que varía según la localidad: Viana do Bolo, el de Fornelos de Filloás y el de Vilarmeao.
Los boteiros están estrechamente vinculados al fulión, la comitiva de la que forman parte y que abre paso al desfile, interactuando de manera dinámica con el público, empujando o arrastrando la «monca» —un palo de madera con el que muestra su rol—. No dejan de saltar y realizar piruetas, mientras hacen sonar las esquilas de su cinturón, indicando así su proximidad.
El característico y artesanal vestuario del boteiro no pasa desapercibido. Su máscara, tallada en madera, se combina con una pantalla de alambre y cartón cubierta con tiras de papel de colores. Este traje, que puede pesar hasta siete kilos, incluye también un cinturón con esquilas que acompañan con su sonido. La camisa, confeccionada a mano con tiras de tela de diversos colores, es otro de los elementos que da vistosidad de este personaje.
Follateiro de Lobios
El Entroido de Lobios está de vuelta y, con él, los tradicionales follateiros, con el sonido de sus característicos chocallos. Un carnaval recuperado a través de la tradición oral, especialmente en la parroquia de Grou, gracias a la memoria colectiva de los vecinos y al trabajo de la asociación Mascaradas do Xurés. Pero esta figura va más allá porque cruza la frontera expandiéndose hasta las aldeas portuguesas cercanas a Lobios, como Outeiro y A Cela.
Llama la atención su atuendo por vistoso y colorido, así como su profunda conexión con la naturaleza y las raíces culturales de la región. Se visten con follatos que cubren su ropa, y decoran su máscara de cartón con granos de maíz de colores —rojos, amarillos y negros—, mientras que los cinturones y corpiños femeninos también se confeccionan con partes de la mazorca.
Los follateiros anuncian su presencia con el sonido de los chocallos y, también realizan una serie de rituales durante su recorrido, como el tradicional “faldricar”. Algunas veces entran en las casas para ser invitados a una copa de licor, y así acercar el Entroido a la gente en las aldeas.
Charrelo e boi de A Veiga
Estamos ante una de las festividades más arraigadas en la alta montaña de Ourense con el charrelo y el buey y su despliegue de color, sonidos y símbolos profundamente conectados con la vida en la zona.
En 2022, la Universidad de Vigo en colaboración con el Concello de A Veiga presentó los resultados de la investigación, que ha permitido recuperar las figuras que en tiempos pasados salían por estas aldeas durante Entroido. La investigación Exploración Etno-Histórica do Entroido de A Veiga se convirtió en un paso fundamental para el reconocimiento y su puesta en valor como una expresión única de la alta montaña gallega, basándose en testimonios orales de mayores que vivieron este Entroido en su juventud, y a través de los cuales se ha logrado recuperar la esencia más auténtica de dicha celebración.
Destaca el charrelo, figura esencial del fulión, que se caracteriza por un traje que, lejos de ser ostentoso, refleja la vida humilde de la aldea, caretas de cartón (que con el tiempo se sustituyeron por caretas de madera) y cintas de colores. También el buey juega un papel fundamental en esta celebración. En A Veiga, el “boi” no es solo un personaje; es un símbolo de la agricultura, del ciclo natural de la tierra, vinculada al sol y la fertilidad. Ambos acompañan al folión con adultos y niños tocando sus bombos y azadas, que cierran la comitiva.
Oso de Salcedo y criados de A Pobra de Brollón
El protagonista indiscutible es el Oso, una figura que, con el fin de la hibernación, representa el fin del invierno y el despertar de la naturaleza. El oso sale de su guarida acompañado de sus criados, que le ayudan a capturar y tiznar con una mezcla de ceniza y agua a sus víctimas. Desciende por las corredoiras de la parroquia de Salcedo corriendo detrás de los vecinos para marcarlos con hollín, mientras los criados le ayudan a inmovilizar a las víctimas. Es una forma de purificarlos y prepararlos para la primavera que está a punto de llegar.
Madamitos y Madamitas de Cerqueda
Los madamitos y madamitas (cuyo nombre tiene su origen en la palabra francesa “madame” usándose con el significado de señora de una cierta clase social) salen el sábado de Entroido o el Domingo de Piñata. Las mujeres y hombres que no estaban casados se vestían con sus trajes blancos recorriendo las aldeas, y los lugareños salían de sus casas, tocaban la pandereta mientras aquellos bailaban. La ribeirana, cuyo uso se extiende por el noroeste del litoral gallego y muy especialmente en la Costa da Morte, recibe también el nombre de Muiñeira Vella o de Cuatro Puntas.
Antes del Entroido, ellos iban por las casas y buscaban ropa blanca de los marineros acompañándolas con un medio mantón de cashmere cruzado además de una banda azul también cruzada en el pecho y el sombrero con cintas de colores. Y por su parte, ellas llevaban zapatos, medias, enaguas y camisa blancas; un tocado en la cabeza con flores y cintas de colores, junto a las joyas. Tanto ellos como ellas llevaban la cara pintada de blanco con unos coloretes como símbolo de juventud.
La ribeirana se diferencia de la muiñeira más tradicional por su estructura y figuras. Se solía bailar de 2 o 3 parejas donde los roles de cada uno de ellos eran muy diferentes. Ellos sacaban el punto y con su brío se lucían; y ellas, dibujaban con los pies y sin saltar un símbolo infinito. El baile se acompañaba del sonido de la pandeireta, tocada con el puño, y donde la pandeireteira realiza toques acompasando cada punto.
Merdeiro de Vigo
El Merdeiro es la figura central tradicional del Entroido de Vigo, asociada a la cultura popular local y fue objeto de regulaciones municipales en los años 20, que, sin nombrarlo directamente, buscaban controlar su presencia y las manifestaciones de su figura.
El Merdeiro representa una eterna rivalidad entre los marineros y los campesinos, simbolizando el conflicto entre la vida dura del mar y la tranquilidad del campo. La incompatibilidad de los espíritus de ambos grupos se refleja en el poco cariño que se profesaban. Mientras que los campesinos sienten una inferioridad emocional frente al mundo marítimo, consideran la lucha diaria de los marineros como una especie de heroísmo. En este contexto, el merdeiro (representante del mundo marinero) se enfrentaba al escabicheiro (representante del mundo agrícola que recogía los restos de pescado o escabiches para abonar el campo).
Durante el Entroido, los marineros se transformaban en merdeiros para expresar con mayor intensidad sus animosidades hacia el campo. Para ello, solían vestirse con trajes y elementos propios de los campesinos, ridiculizando y exagerando los aspectos más característicos de su vestimenta y comportamiento, a modo de parodia.
De forma general, el merdeiro se desplazaba de manera espontánea y desorganizada desde el Berbés al Casco Vello de Vigo, ya fuera en solitario o en pequeños grupos. Su comportamiento solía ser provocador: corría, gritaba, asustaba a los transeúntes con una vara y lanzaba expresiones malsonantes.
Además, este personaje se caracterizaba por su actitud juguetona y desafiadora, interactuando con la gente a su paso y, en ocasiones, arrojándoles, por ejemplo, harina. En el contexto del Entroido urbano vigues, la figura del Merdeiro continúa siendo un elemento esencial de la celebración, con un reconocimiento que se extiende a todos los niveles de la sociedad.